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La tilde o acento gráfico u ortográfico es un recurso lingüístico que surge de la necesidad de especificar de alguna manera, en la lengua escrita, dónde recae el énfasis en cada palabra como está convenido o establecido etimológicamente. Otras lenguas también derivadas del latín no usan la tilde, o no de la misma manera, porque tienen otros rasgos y características. La lengua española tiene una acentuación simple, clara y concisa que puede ser conocida, además de a través de la pronunciación, por cualquier escritura de calidad, lo que reduce sensiblemente la probabilidad de confundir términos de escritura similar o descolocar el énfasis de cada vocablo.

Para saber tildar adecuadamente las palabras es necesario conocer los tres tipos básicos: agudas, llanas y esdrújulas. Es muy fácil saber en qué grupo se clasifica una palabra conociendo la situación del acento prosódico o sílaba tónica:

• Las palabras agudas son las que tienen la sílaba tónica en su última sílaba: expresión, cantó, programar...

• Las palabras llanas son las que tienen la sílaba tónica en la penúltima sílaba: enlace, etiqueta, vestido...

• Las palabras esdrújulas son las que tienen la sílaba tónica en la antepenúltima sílaba (o antes, y se consideran sobresdrújulas): cáscara, máximo, oráculo...

Es muy sencillo recordarlo porque las agudas, como su propio nombre nos deja entrever, tienen el acento prosódico al final; las llanas, antes del final; y las esdrújulas en las primeras sílabas, antes de donde tienen el acento prosódico las llanas. También existen las palabras monosílabas, que son las que, como es evidente, tienen una única sílaba, ya sea átona o tónica.

Como es comprensible, no todas las sílabas tónicas llevan tilde porque, según el caso, no es necesario; ello depende de la grafía de cada palabra y su clasificación respecto al acento prosódico:

• Las palabras agudas se tildan si acaban en vocal, -n o -s.

• Las palabras llanas se tildan si no acaban en vocal, -n o -s y cuando terminan en -s precedida de otra consonante.

• Las palabras esdrújulas, como norma general, siempre deben tildarse.

• Los monosílabos solo deben tildarse si hay posibilidad de confundirlos con otros de idéntica forma, pero que pertenecen a categorías gramaticales diferentes, lo que llamamos tilde diacrítica.

Una manera intuitiva y sencilla de determinar si un vocablo necesita tilde es pensar cómo sonaría cambiando el acento prosódico o sílaba tónica de posición:

Martínez = marTInez

Martinez = martiNEZ

Mártinez = MARtinez

Así pues, podemos determinar fácilmente y con poca probabilidad de error que el apellido Martínez debe llevar tilde siempre en la i, pues, de lo contrario, alguien que no conoce tal vocablo (por ejemplo, un extranjero que está aprendiendo) no tendría manera de saber dónde debería darle el énfasis hasta que lo viera escrito correctamente o lo oyera decir a alguien que ya sabe cómo se pronuncia. La escritura de la tilde es necesaria y, por consiguiente, obligatoria incluso en palabras de uso frecuente o entre usuarios nativos o experimentados, pues suponer que todos los posibles lectores sabrán dónde recae el énfasis es muy arriesgado y, además, compromete la interpretación adecuada del mensaje que se quería transmitir, ya que la tilde no sirve únicamente para especificar la sílaba tónica, también ayuda a diferenciar inequívocamente unos términos de otros si tienen una escritura similar.

Un buen ejemplo de ello es la tilde diacrítica, que ya he mencionado anteriormente. Como he dicho, tal tilde se emplea si hay posibilidad de confundir una palabra con otra semejante en apariencia, pero diferente en énfasis, categoría gramatical y valor sintáctico: tu, tú; el, él; si, sí; mi, mí; de, dé; te, té; mas, más; aun, aún...

Como es evidente, la tilde debe escribirse también en las letras mayúsculas que normativamente lo requieran. El uso de la mayúscula o cualquier estilo no exime de emplear adecuadamente la tilde.

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