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Es realmente impresionante el número de veces que se confunden hoy estos dos términos. Duele de verdad oír pronunciar según qué frases con el verbo escuchar (‘poner atención o aplicar el oído para oír algo o a alguien’) en lugar del verbo oír (‘percibir con el oído los sonidos’). Son dos vocablos completamente diferentes, con significados, y por consiguiente usos, completamente distintos. No es en absoluto necesario, acertado ni recomendable emplear el verbo escuchar siempre que nos refiramos a la acción de percibir con el sentido del oído, ya sea voluntaria o involuntariamente, prestando atención o sin prestarla.

La Real Academia Española (RAE) y toda la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), en su Diccionario panhispánico de dudas, explican:

La acción de escuchar es voluntaria e implica intencionalidad por parte del sujeto, a diferencia de oír, que significa, sin más, ‘percibir por el oído [un sonido] o lo que [alguien] dice’. Puesto que oír tiene un significado más general que escuchar, casi siempre puede usarse en lugar de este, algo que ocurría ya en el español clásico y sigue ocurriendo hoy. Menos justificable es el empleo de escuchar en lugar de oír, para referirse simplemente a la acción de percibir un sonido a través del oído, sin que exista intencionalidad previa por parte del sujeto.

Es realmente innecesario y nada recomendable ni adecuado usar siempre el mismo verbo para expresar dos cosas diferentes teniendo dos perfecta y absolutamente válidos, cada uno idóneo, ideal y especial para un significado... Veamos, podemos oír hablar a una persona sin escucharla, y seguramente no nos enteraríamos de nada porque no estaríamos prestando atención, y nuestros cerebros no procesarían ni entenderían el mensaje. Escuchar ya implica oír, pero se puede dar el caso de tener dificultades de audición por motivos externos o internos, o el de no poder prestar atención porque es un sonido inesperado y por consiguiente no puede prestársele atención (escucharlo), porque, simplemente, lo oímos. Oír es una acción pasiva, mientras que la de escuchar es activa.

En muchos casos, ambos verbos son más o menos acertadamente intercambiables (aunque si se desea ser preciso, solo una será la adecuada para el contexto, o para dar el significado que se quiere expresar), pero hay otros tantos en los que es totalmente incorrecto e inaceptable. Por ejemplo, es totalmente erróneo decir: *Con tanto ruido no te escucho [= Con tanto ruido no te presto atención]. ¡No tiene nada que ver la contaminación acústica con escuchar o no a alguien! En todo caso, ¡prestarías más atención para oír más, así que estarías diciendo justo lo contrario! Así pues, esa frase debería cambiarse, sin lugar a dudas, por: Con tanto ruido no te oigo.

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